"Me encantaría terminar a los 80 años corriendo, pero va contra la naturaleza"
A sus dieciséis años, Eduardo Kovacs Amengual (79), decidió un día seguir los pasos de su padre, el destacado piloto de la década de 1950 Eduardo Kovacs Jones, y tomó por primera vez un volante de carreras, en el antiguo Circuito Barrancas de Santiago. Y aunque ese episodio no terminó bien -Carabineros lo expulsó por no portar licencia de conducir-, fue el inicio de una larga y exitosa carrera, en la que el porteño ha acumulado triunfos y campeonatos en un sinnúmero de categorías, como la TC2000 y la Fórmula 2.
Pero, por esos eventos inesperados que constantemente da la vida, un doloroso accidente en Las Vizcachas marcó un antes y un después para Kovacs, alejándolo por 30 años de las pistas. Sin embargo, la pasión pudo más y, a sus 79 primaveras, el reconocido empresario sigue haciendo gala de su impecable conducción en el Autódromo de Quilpué.
"Me encantaría terminar a los 80 años corriendo, pero es un poco atentar contra la naturaleza", reconoce el piloto, que aún medita si correrá en 2025.
- 79 años y sigue vigente, disputando carreras cada fin de semana e incluso ganando campeonatos. ¿Qué significa el automovilismo para usted?
- Pucha, el automovilismo ha sido mi vida, en realidad. Mi papá corría más o menos en el año 50, yo tenía cinco años, y ya se hablaba a la hora del almuerzo de autos. Con mi hermano heredamos esa pasión y, cuando estaba en el colegio, corrí mi primera carrera en auto en Barrancas, en Santiago. Fue en un NSU, un motor de 600 centímetros (cúbicos). Una anécdota es que, en mi primera carrera, yo no tenía carnet, mi mamá se enteró y terminó sacándome de la carrera. Con los carabineros me sacó para afuera y no me dejó correr -se echa a reír-.
La versatilidad es una de las mayores virtudes de Eduardo Kovacs, un piloto capaz de adaptarse a cualquier volante. Entre sus 16 y 30 años, Kovacs corrió en NSU, en Mini Cooper, en Turismo Carretera, en la Fórmula 2 y en la Fórmula 4.
Sin embargo, uno de sus triunfos que recuerda con mayor cariño es el Gran Premio de Santiago-Villarrica, de 1971.
- Ese año ganó el Gran Premio Cristavid, una carrera de 1.500 kilómetros, entre Santiago y Villarrica, que hoy no existe.
- Sí, hoy ya no existen carreras en carreteras, pero no piensen que estábamos locos: se suspendía el tráfico, se cortaba desde Santiago hasta Chillán, y de Chillán hasta el final. En esa carrera me demoré 3 horas 30 minutos, desde Santiago a Villarrica. Corrí contra Boris Garafulic, contra Lucho Gimeno, los campeones de esa época. Y ese año fui campeón de Chile, en la que por entonces era la categoría máxima.
- ¿Cómo fue la experiencia de correr en carretera? Hoy eso es casi inimaginable.
- Hoy día no se ve, y no se ve en ninguna parte del mundo. Antes ellos habían corrido la carrera más larga en Chile, de Arica a Puerto Montt, y la ganó Lucho Gimeno. Esa sí que fue larga. Yo había corrido Santiago-Arica, en el NSU; también corrí en Santiago-Serena, en el NSU y en el Mini. Son 400 kilómetros para cada lado. Era una cosa de locos.
- Ese mismo año suma su primera experiencia en la Fórmula 2. ¿Cómo recuerda ese momento?
- Esa carrera fue increíble, fue en la Vizcachas. Era el campeonato argentino de Fórmula 2 y los argentinos vinieron dos veces a correr a Chile. Nos prestaron autos a los chilenos que éramos campeones nacionales, en distintas categorías. A mí me prestaron uno -un monoplaza celeste, con el número 99- y les gané a todos, en las dos carreras.
- ¿Había tomado un volante de Fórmula 2 antes de eso?
- No, no había subido nunca a un Fórmula. La diferencia entre el Fórmula y el auto al que yo estaba acostumbrado a correr, es que las ruedas van al descubierto. Tú te subes al auto, ves los dos neumáticos en la ruta y la primera vez es fuerte, uno no está acostumbrado.
- Pero una de sus grandes virtudes era que se adaptaba fácilmente a los distintos autos.
- Yo fui… he sido campeón de Chile hasta el día de hoy, en todas las categorías. En el circuito de Roca Roja, de Antofagasta, fui e hice récord; en Las Machas, en Arica, también fui y marqué récord. Me adaptaba bien, cosa contraria a lo que me pasa ahora. Ahora, cuando modificamos el circuito de Quilpué, yo dije 'pan comido'. No calculé que tenía como 60 años más. Me costó más que la cresta -reconoce Kovacs, soltando una carcajada-.
- En el año 1975 usted tuvo un accidente grave en las Vizcachas, con consecuencias sumamente lamentables. ¿Fue ese el momento más difícil de su carrera?
- Sí, lejos, pero de mi vida, no de mi carrera. Fue el momento más complejo de mi vida, porque murió gente del público y eso no se lo doy a nadie. Por eso dejé de correr, por respeto a lo que había pasado.
- Regresó más de 30 años después a las pistas, en el año 2015, en Quilpué. ¿Por qué decidió volver?
- Fue una circunstancia fortuita. Un día acompañé a las carreras a mi sobrino, Lionel Kovacs. De repente, me vi involucrado de nuevo en el automovilismo, sin haber pretendido ir a participar, nada, solamente queriendo acompañar al "Flaco", dándole los consejos. Yo tenía temor de que me dijeran algo del accidente, pero no, la gente me apoyó y tuve una muy buena acogida. De ahí partió que me compré un Mini en Santiago, lo empecé a preparar y, bueno, fui a mi primera carrera. Me encontré de nuevo en el ambiente y me conocía mucha gente, a pesar del tiempo que había pasado.
- ¿Cómo ha cambiado el automovilismo en los últimos 40 años?
- El automovilismo ha cambiado en Chile y en todo el mundo. Hoy todo se ha profesionalizado, es increíble. Ha mejorado la computación, los sistemas, han perfeccionado a los pilotos. Si hoy uno se baja de un auto, que me carga esa cuestión, puede venir un ingeniero y decirte, 'oye Eduardo, usted frenó aquí, podría haber frenado acá'. Yo la verdad no les hago mucho caso. Además, el automovilismo ahora es mucho más competitivo. Antes se ganaban carreras por tres autos, por cinco autos, por una recta. Hoy se ganan por milésimas, centésimas de segundo.
- ¿Qué ha pasado con el fenómeno tuerca en Chile? Porque en la década del 80 las carreras se transmitían incluso por TV abierta.
- En los años 70, en la Fórmula 2 había 22 mil personas en Las Vizcachas. Salíamos en la primera página de El Mercurio. Para las fechas del fútbol, entre los dirigentes trataban de que no hubiera partidos el mismo domingo de las carreras de autos, porque les quitábamos atención. Hoy en día, eso ya no se ve. Tal vez tenga que ver con que antes corríamos en las carreteras, era un deporte mucho más popular. También la prensa, la radio, todo está mucho más volcado mucho más al fútbol. Antes era todo más equitativo.
"(El accidente en Las Vizcachas) fue el momento más complejo de mi vida, no se lo doy a nadie. Dejé de correr por respeto a lo que había pasado".
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