El anuncio del Gobierno de que a partir de marzo Carabineros podrá comenzar a utilizar los dispositivos eléctricos de inmovilización temporal, más conocidos como pistolas taser, llevó ayer a un grupo de alcaldes a concurrir a La Moneda para pedir que estas armas no letales sean proporcionadas también a los funcionarios de seguridad municipal.

El lunes, el gobernador de la RM, Claudio Orrego, expresó su malestar por la demora en la implementación de estas para las policías, a un año y medio desde que se lanzó el proyecto. Ante ello, el delegado presidencial de la RM, Gonzalo Durán, respondió que "en marzo se inicia la implementación de su uso". En un comienzo será un plan piloto con 30 dispositivos, los que luego se irán masificando.

Ante el anuncio, ayer los alcaldes de San Joaquín, La Cisterna y San Bernardo, acudieron a La Moneda para que se estudie la posibilidad de dotar con estos dispositivos a los guardias municipales.

El alcalde de San Joaquín, Cristóbal Lira, dijo que la misiva era para "que de una buena vez por todas se puedan usar armas no letales". "Necesitamos cuidar a nuestros funcionarios municipales, a quienes colaboran con la seguridad. Este tema tiene una larga data. Ponemos en riesgo la vida de las personas sabiendo que podemos solucionarlo".

El jefe comunal de San Bernardo, Crisopher White, dijo que "así como se ha investigado el uso de pistolas taser para carabineros, también las queremos para funcionarios de seguridad pública. Creemos que son claves para evitar agresiones".

"Esto sin duda ayudará a las fuerzas de seguridad a combatir la delincuencia (...) Hacemos el llamado al Gobierno para que tome esta propuesta", indicó el alcalde de La Cisterna, Joel Olmos.

El delegado Durán dijo que "los guardias municipales ni siquiera están reconocidos por ley, entonces hay que ser responsables. Estamos a la espera de que se apruebe el proyecto que establece un sistema de seguridad municipal", aunque aclaró que esto no podría llegar a todas las comunas del país.

El gobernador Orrego volvió ayer a mostrar su descontento por la demora. "Ver para creer (...) Es un año y medio en el que te vienen diciendo que se va a hacer, pero no se hace".