Subir el estándar del transporte
La modernización del actual sistema debe partir con la actualización administrativa de las empresas que operan en la zona. El impacto será acotado en la medida que esta transformación no alcance a todas las unidades de negocios y todos los microbuses que prestan servicio.
Entre los positivos anuncios hechos por el ministro de Transporte, Juan Carlos Muñoz, durante su visita a la Región, se coló una frase que no pasó desapercibida cuando el secretario de Estado describió el objetivo del plan de modernización del transporte público licitado en el Gran Valparaíso: "Lo que buscamos es mejorar su tecnología, pero también apuntamos a ir empresarizando el sector y, de esa manera, mejorar las condiciones contractuales entre las empresas y el Estado". Como todas las empresas que prestan servicios de transporte público son privadas, cuesta captar con precisión qué quiso decir Muñoz con esa frase, pero una contextualización del proceso que lleva a cabo Transportes permite suponer que se refiere a la necesidad de profesionalizar el rubro, subiendo el estándar de las organizaciones que participan del sistema. Un cambio de estas características sería un remezón para una industria anquilosada en administraciones de viejo cuño, que ha demostrado no tener la capacidad para actualizarse en tareas básicas, como la modernización de los sistemas de pago y la regularización de los sueldos de los choferes, para no hablar del trato a los pasajeros. El Sistema de Transporte Metropolitano de Valparaíso (TMV) cuenta con una flota de 2.101 buses que realizan 142 recorridos, divididos en 10 unidades de negocio. Un tercio de dicho universo será parte de la primera etapa de modernización impulsada por el MTT. A fines de este año deberá estar en marcha este recambio inédito del sistema que por casi dos décadas ha operado en el Gran Valparaíso, pero es necesario recordar que el impacto será acotado en la medida que esta transformación no alcance a todas las unidades de negocios y todos los microbuses que prestan servicio. En ese sentido, el Gobierno tiene que buscar los mecanismos para acelerar el paso o, de otra forma, las mejoras podrían convertirse en una decepción de las expectativas.