El caso Hurtado
En mi opinión, la inocencia o culpabilidad de una persona debiera ser juzgada en virtud de los hechos eventualmente probados en un juicio, al contrario de lo que propone el enfoque que llevó al indulto en uno de estos casos".
A propósito de las novelas de detectives, Fernando Savater anotaba que en ellas se busca establecer al culpable de la ruptura de la convivencia en medio de una sociedad hecha de codicia, intereses y mentiras, factores que no inhiben la decisión moral, de modo que, si bien hay contextos mejores que otros, ninguno dispensa al individuo de elegir entre lo bueno y lo malo, entre la virtud y el crimen.
Como anota Savater, "No siempre es posible ni digno culpar a la estructura social o al devenir histórico de cada una de las concretas fechorías que ocurren". He aquí pues, uno de los grandes valores de las novelas detectivescas, que dejan a salvo la libertad de las personas, poniendo de manifiesto que el deseo de ver la causa de la conducta antisocial en la injusticia estructural, es una forma de anular la posibilidad humana de elegir lo que debe o no debe ser hecho.
Y si por alguna razón algún lector deseara aventurarse en este campo, valdría la pena que analizara historias como la de Katty Hurtado, la nueva indultada del gobierno. Hablamos de un caso que dio lugar a un juicio, en el cual se acreditó que Hurtado dio muerte a su cónyuge por medio de golpes en el cráneo con un objeto contundente y estocadas en la zona derecha del cuello, propinados mientras la víctima se encontraba viva, actuando de forma planificada, con pleno conocimiento de su actuar ilícito, manipulando el celular de la víctima con la finalidad de generar confusión y sin que existiera un régimen de violencia actual con su cónyuge, o alguna hipótesis de legítima defensa.
Esos fueron los hechos establecidos por los jueces en virtud de los cuales fue condenada a 20 años de prisión. Sin embargo, tras la condena hubo quienes alegaron que los jueces no fallaron con perspectiva de género, que la justicia no está siempre del lado de las mujeres, que éstas son potenciales víctimas, y que en este caso resultaba imperativo reconocer el contexto de violencia física y sexual prolongada que sufrió previamente la agresora, por lo que, en definitiva, el indulto era la única forma de justicia y reparación para ella.
De hecho, el actual presidente oyó estas plegarias y así lo hizo. En un caso de robo ocurrido en 2022, esta vez en Argentina, el fiscal de instrucción decretó prisión preventiva de los imputados y aplicó el enfoque de género remarcando la vulnerabilidad de la víctima, en particular por ser mujer, añadiendo que cuando formuló la denuncia, ésta contó que padecía violencia recurrente y sistemática por parte de los mismos agresores, y que "la tenían de turno".
¿Qué pasaría si lleváramos este razonamiento a otro caso bullado como el de una odontóloga, quien, confundiendo a su agresor con un inocente, lo mató de tres puñaladas mientras decía "Estoy aburrida de la delincuencia, estoy aburrida de que me roben". Precisamente su defensa ha dicho que por tratarse de una mujer que fue víctima de episodios de violencia previos, ello condicionó sus acciones, de modo que no sería raro que en el futuro la odontóloga pudiera ser exculpada o bien, indultada bajo argumentos similares en el evento de una condena.
En mi opinión, la inocencia o culpabilidad de una persona debiera ser juzgada en virtud de los hechos eventualmente probados en un juicio, al contrario de lo que propone el enfoque que llevó al indulto en uno de estos casos, conforme al cual, por encima de las evidencias, sería necesario redefinir los hechos acreditados en el proceso penal bajo la llamada perspectiva de género cada vez que se vea involucrada una mujer. Resulta increíble pensar que hasta hace sólo algunos años, cualquier abogado habría dicho que la Justicia debe ser igual para todos, que un individuo es culpable si se demuestra su participación, que no se puede hacer depender la culpabilidad de una persona de su sexo u otra pertenencia identitaria, y que es la justicia, sin sesgo ni énfasis, la que se alza frente a las desigualdades ya que lo contrario significaría su desguace. Como bien advirtió Hércules Poirot a bordo del expreso de Oriente, "La justicia es el último recurso de los débiles, pero es también el único camino hacia la redención". 2
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