"Si una canción identifica mi historia con Santiago Wanderers, es Te lloré todo un río"
Para el periodista, doctor en Historia y académico, las publicaciones de los lunes en este diario son "una forma de canalizar tantas frustraciones a través de remembranzas, reflexiones y pataleos".
Pocos de sus lectores deben imaginar que el hombre tras la columna deportiva que aparece los lunes en este diario, La pelota no se mancha, es un experto en la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana y la Guerra del Pacífico; que se maneja en la vida de Diego Portales con tanta soltura como en la de Maravilla, o que publica libros de su especialidad -es periodista y doctor en Historia- desde el año 2013.
Claro, no es sencillo relacionar al Winston que despotrica contra jugadores, directores técnicos y el VAR, que llora como Magdalena en los grandes triunfos de Chile o contagia La tristísima historia del Huevo Soto, con el integrante del consejo asesor de historiadores que colaboró con la Cancillería en la demanda boliviana ante el Tribunal Internacional de La Haya.
Pero así es. Quién dice si Gonzalo Serrano del Pozo no habría sido futbolista si hubiera pichangueado lo suficiente en la infancia. Sin las exigencias de respetar la siesta dominical paterna evitando tiros contra el portón, proteger de pelotazos a los niños de la básica en los recreos y cuidar el pasto de la plaza cuyo jardinero perseguía a manguerazos a los futboleros .
MUSEO Y EMPATES A cero Wanderino desde que su abuelo lo llevó al estadio, el autor de la recién publicada antología Con el diario del lunes (Ediciones de la Lumbre), que reúne una selección de sus columnas, cree por ejemplo que el museo del Decano debería, por derecho propio, involucrar la historia completa del fútbol chileno, y aporta ideas sobre las salas y colecciones que tendrían que habitar ese santuario.
En el espacio destinado a las variedades, sugiere exhibir reliquias como una peineta del profe Garcés, una de las tantas tarjetas rojas que se ganó Moisés Villarroel, una corbata de Julio Martínez o la tusa que usaba Bam Bam en España, sin olvidar la pizarra de Clavito Godoy. "Consíganme un espacio y pondré manos a la obra", amenaza. "Mientras tanto, se aceptan donaciones, ideas y materiales".
La antología, financiada por el Fondo del Libro y la Cultura, también incluye la historia de la Hermandad del Manto, una cerrada cofradía caturra simbolizada por un manto verde gigante de origen desconocido, que se reúne sagradamente los 15 de agosto, aniversario del club, en una convivencia inicialmente financiada con las multas por mencionar a los equipos enemigos. Pero una ocurrencia genial devuelve a los cofrades al vetusto sistema de la cuota.
Winston tiene ideas para todo. Declara enfático que "hay que acabar con el insulto al espectáculo" que constituyen los empates sin goles y propone entre otras cosas "castigar a ambos equipos sin puntos si se da ese resultado, o bien otorgar un punto al equipo visitante".
Propone también "algunas opciones menos ortodoxas", como que se devuelva el precio de la entrada, "sancionar económicamente a los delanteros que no hicieron la pega" o "suspender la licencia de los directores técnicos ratones".
Consejos y exigencias
En Decálogo para mi futuro yerno, enumera las draconianas condiciones que debe cumplir ese sufrido personaje.
"Le deben gustar los deportes en general, y el fútbol en particular. No debe ser del equipo rival al mío, tampoco del Colo, la Chile o la Católica. Puede ver los encuentros conmigo, pero comentar lo justo. Debe tener buen manejo estadístico y buena memoria, tampoco tanto para no humillarme".
Y en la Carta de un padre a su hijo, resuena la voz de la experiencia, la pesadumbre, la resignación y la esperanza lejana.
"Después de la tormenta siempre viene la calma. En la Pimera B conoceremos otros estadios (…), veremos a jugadores mañosos, algunos con verdaderos prontuarios, defensas que si los ves en la calle te darían susto", advierte el progenitor.
Será, resume sabio, "un largo camino a través del desierto", que durará "un año, dos o tres, vaya uno a saber". Pero "llegará el día, no te quepa duda, en que volveremos".
Reflexiones y pataleos
¿Se sufre mucho siendo futbolero apasionado, sobre todo cuando se es fanático de un equipo en cuya camiseta escasean las estrellas?
- Todos los años creo que estoy más maduro y que ya no me va a afectar, pero llegan las instancias definitorias y recaigo. Termino triste y enojado. Si hay una canción que identifica mi historia con Wanderers es Te lloré todo un río. Las columnas de Winston han sido una forma de canalizar tantas frustraciones a través de remembranzas, reflexiones y pataleos.
- También juega tenis y corre maratón, ¿por qué no militar mejor en esos deportes?
- Mi entusiasmo es indirectamente proporcional a mis habilidades en el deporte, de ahí que me identifique con Winston Coe, el arquero manco. Me encanta el tenis, pero sin buenos resultados, ahora además descubrí que también soy malo para el padel. En el maratón tampoco soy mucho mejor, pero sí esforzado. Respecto del fútbol no es una decisión racional, los estadounidenses han estado años tratando de entenderlo para fomentarlo y no lo han logrado. Me encantaría haber cambiado este fanatismo por la piedra del curling o la bocha y sufrir menos, pero no he podido. A estas alturas da lo mismo, ya quedé canoso, aunque en eso también ayudó mi hijo que juega tenis.
Desacuerdo esencial
- ¿Qué es Winston para usted? ¿La posibilidad de desahogo, del derecho a pataleo, de arremeter contra los culpables de las derrotas y de ensalzar a los buenos?
- Lo de los seudónimos en el periodismo y, en especial en el deporte, es una antigua tradición que se ha ido perdiendo, pero que en los actuales tiempos me permite decir cosas que como académico no puedo. También surfear el odio en las redes sociales. Además, Winston tiene un perfil mucho más interesante y completo que el mío.
- ¿Quién es el mejor? Winston rinde honores a Don Elías, Pelé, Maradona y Messi.
- Esa es una de las tantas discusiones con las que no nos ponemos de acuerdo con Winston. Para él todo tiempo pasado fue mejor, para mí, en cambio, lo que ha hecho Messi, en todos estos años, supera lo del resto. Trato de ser objetivo, porque me desagrada como persona.
- Enfrentar a Federer (Los que van a perder te saludan) ¿habrá sido tan terrible como correr frente a Usain Bolt o nadar contra Michael Phelps?
- El fanatismo por Federer se lo debo a mi esposa (el perro de la casa se llama Roger). Jugar contra él (el tenista, no el perro) era lo más parecido a lo que sucede al macho de la mantis religiosa. Sus rivales sabían que iban a morir en el intento, pero valía la pena el sacrificio. Lo que hacía Federer en la cancha era más parecido al arte que al deporte.
Mundial del 62 y limache
- ¿Qué cree que ha sido lo mejor y lo peor que le ha pasado al fútbol chileno?
- Siendo objetivo… el nacimiento de Santiago Wanderers porque implicó el surgimiento de los primeros equipos chilenos. Sin la camiseta, lo mejor: el mundial de 1962. Fue un hecho extraordinario que transformó la relación de los chilenos con el fútbol, ha sido subvalorado y chaqueteado por periodistas como Daniel Matamala. Lo peor, la imitación irracional de las barras argentinas, la irrupción de los narcos en el estadio y en la propiedad de los clubes.
- ¿Cuánta fe le tiene a Deportes Limache, la ciudad de su abuelita, tías y primos, gracias a la cual conoció los Agdabus, las micros Dinos y los flippers Donald?
- Si mi abuelo paterno inculcó mi amor por Wanderers, mi abuela materna por Limache. La mala noticia para los limachinos es que no van a durar un año en primera. La buena, que mis pronósticos son pésimos.2
Rosa Zamora Cabrera
rosa.zamora@mercuriovalpo.cl