LA TRIBUNA DEL LECTOR Memorias Festivaleras (I)
POR JORGE SALOMÓ FLORES, HISTORIADOR
El Festival de la Canción se gestó como complemento artístico de la Feria de Viña del Mar, exhibición de pinturas, grabados y obras artesanales, organizada por la Ilustre Municipalidad en la entrada y parte de los jardines de la Quinta Vergara.
Pionero en su época, se constituyó como el germen para el fomento de la música en Latinoamérica, replicando el éxito del Festival italiano de San Remo (1951) y Eurovisión (1956). En el mismo periodo, en 1959 se realizó en España el Festival de Benidorm. En la versión que se ofreció entre el 21 y el 28 de febrero de 1960, asistieron al recinto viñamarino 35.133 personas. Se presentaron 91 canciones, todas dedicando sus letras a la ciudad de Viña del Mar. Integraron el jurado Nina Anguita de Rodríguez, presidenta de Pro Arte; Izidor Handler, director orquestal y director artístico del Casino Municipal; Carlos Spahie, Presidente del Círculo de Radio; Ricardo García, Director de Discomanía; Javier Vergara Hunneus, Presidente del Centro para el Progreso de Viña del Mar; Tomás Eastman Montt, crítico de arte y columnista de El Mercurio. El premio único, consistente en 500 escudos, lo recibieron José Goles y Manuel Lira, con el bolero "Viña del Mar".
En la segunda versión, se separó la participación de canciones, entre populares y folclóricas. La cueca "La Consentida" de Jaime Atria, recibió el primer premio y pasó a la posteridad como uno de los temas más característicos entre los que nacieron en las tablas viñamarinas.
Entre los miembros del jurado, participaron la poetisa Sara Vial y el músico pianista Valentín Trujillo. El locutor Heraldo García inmortalizaba la frase de saludo al público, en jornadas vespertina y nocturna: "Buenas noches, Quinta Vergara", para dar paso a las presentaciones en manos de Raúl Matas.
Para la tercera versión, en el verano de 1962, asistieron casi 40.000 personas en los ocho días de Festival. Postularon 630 canciones, confirmando el creciente éxito de la iniciativa, que pasó a ser una de las principales actividades veraniegas del país y un imán del turismo internacional.
Entre el 15 y el 24 de febrero de 1963, se presentó la cuarta edición del encuentro estival en la Quinta Vergara, la primera que separó la organización de la Feria y la del Festival de la Canción.
Consecuente a la convocatoria y los beneficios para la ciudad y el país, la Municipalidad encargó al Departamento de Obras el diseño y construcción del escenario. Dirigido por el arquitecto Hernán López Flores, construido por el equipo encabezado por Mario Henríquez, y los cálculos de ingeniería de José Ruiz Alegría, el 14 de febrero de 1964 se inauguró un escenario con fondo, que mejoró las condiciones de cada actuación. Tres años después, se construyó el techo, como vuelo de gaviota, que conformó la "concha acústica", vigente hasta 2001.
En 1965 se firmó un convenio de hermandad con Benidorm, España. La aerolínea Iberia aportó un pasaje para que se presentara la canción internacional ganadora viñamarina en la programación hispana. La distinción la recibió la compositora María Angélica Ramírez, con el tema "Como una ola". Su intérprete, Cecilia, viajó a España para forjar estos vínculos internacionales del Festival. En esta, la sexta edición del certamen, la tonada "El corralero" de Sergio Sauvalle, obtuvo el tercer lugar del género folclórico. Pocos años después, se convirtió en una de las canciones más populares del repertorio tradicional chileno.
Merecen el reconocimiento por la fuerza que dieron a este Festival, el alcalde Gustavo Lorca Rojas, los regidores de la época y en especial el doctor Luis Sigall Morrison, el periodista y relacionador público Carlos Ansaldo Godoy, el comunicador social y director de Radio Minería de la provincia de Valparaíso Luis Muñoz Ahumada. Visionarios, impulsaron con esta iniciativa una vitrina internacional de jerarquía, que ha permitido posicionar a nuestro Festival Internacional de la Canción como uno de los programas relevantes y llegar a su versión sesenta y cuatro, con la responsabilidad de mantener la impronta de calidad que lo posiciona como un programa musical de notable importancia para la ciudad, la región y nuestro país. Citando las palabras de uno de sus más emblemáticos conductores, don Antonio Vodanovic: "Viña tiene Festival".