LA PELOTA NO SE MANCHA Argentina 78 y la tragedia de Luque
POR WINSTON POR WINSTON
El fútbol, en realidad la Copa Chile, no alcanza para dedicarle una columna: ni el triunfo de Arica sobre Cobresal, ni el empate de Temuco con O'Higgins, ni siquiera el sorpresivo triunfo canario sobre los cruzados es material que me entusiasme. Tampoco vale la pena gastar mucha tinta en la Champions League, campeonato que no logra convencerme con ese nuevo formato; menos, como me había sugerido un amigo, el divorcio de Pep Guardiola después de 30 años de relación y que coincide con uno de los peores momentos del Manchester City. ¿Chile en la Copa Davis? Mientras escribo, sigue en disputa.
Prefiero referirme a una de las cosas interesantes que vi durante esta larga hibernación del fútbol local: el documental "Argentina 78" (disponible en Disney). Algunos de los prejuicios que tenía antes de verlo era que se trataba de una cinta triunfalista que desmentía todos los rumores en torno a cómo se ganó esta Copa, un episodio solo para furibundos hinchas trasandinos o un recorrido melodramático para público general. Nada de eso.
No haré un resumen del documental, la idea es que lo vean. Solo mencionaré tres aspectos que fueron los que más me llamaron la atención. El primero es un dato futbolero: la calidad de Mario Alberto Kempes y su importancia en este torneo. El goleador ha sido eclipsado por Maradona y Messi, pero su actuación en este torneo fue rutilante. Después de 17 años, quizás pocos recuerden que el actual comentarista de ESPN terminó su carrera en Chile jugando por Fernández Vial a los 41 años.
El segundo aspecto es más bien político, y es esa curiosa encrucijada que se generó entre los opositores a la dictadura, por ejemplo, los Montoneros e incluso quienes estaban secuestrados, entre apoyar o no a la selección, a sabiendas de que iba a ser algo que beneficiaría y legitimaría a los militares. Salvo las Madres de Plaza de Mayo, la gran mayoría terminó siendo arrastrada por la ola triunfalista de la albiceleste.
Pero entre todos los episodios, es la historia del delantero Leopoldo Luque lo más novedoso e impactante. En el segundo partido de Argentina, los locales enfrentaron a la poderosa Francia de Michel Platini. El partido estaba empatado hasta que Luque disparó un bombazo que le dio el triunfo a su equipo, desatando la euforia de los argentinos. Antes de que terminara el encuentro, el Pulpo, como apodaban al centrodelantero, se rompió el brazo luego de una fea caída, pero ese dolor era ínfimo al lado de lo que le tocaría saber apenas finalizó el partido.
Su hermano no consiguió pasajes en avión para ir al estadio y en el viaje por tierra tuvo un accidente que le costó la vida. Sus padres y la viuda tomaron la decisión de guardar silencio para no desconcentrarlo de este decisivo encuentro. Cualquier otra decisión podría haber cambiado el curso de la historia.
Aunque el santafesino no se presentó en el siguiente encuentro, afectado por la situación y por asistir al funeral de su hermano, su padre lo convenció de seguir jugando, de lo contrario, el sacrificio de Óscar Luque habría sido en vano. Con el brazo roto y el corazón hecho pedazos, el aguerrido delantero siguió participando hasta obtener la única recompensa que en algo podía mitigar la muerte de su ser querido: la Copa del Mundo.
Es cierto que hay otros temas más conocidos, en especial, el supuesto soborno de los argentinos a los peruanos en el triunfo de 6 goles a 0 que les permitió seguir en carrera, las presiones de los militares, el costo del torneo, etc. Pero es la tragedia de Leopoldo Jacinto Luque la que, a mi juicio, merece estar en el Olimpo del deporte.