LA PELOTA NO SE MANCHA Cosechas lo que siembras
POR WINSTON POR WINSTON
Los resultados de la selección sub-20 en el Sudamericano disputado en Venezuela son una muestra bastante verídica de lo que sucede con el fútbol chileno. No somos los mejores del continente, pero tampoco los peores. Quizás sea la mediocridad el concepto que mejor nos identifica.
Aunque la selección dirigida por Nicolás Córdova tuvo el mérito de clasificar entre los seis mejores al hexagonal, tuvo un rendimiento bastante pobre. Sin embargo, y más allá de los resultados, lo que verdaderamente preocupa es la ausencia de talento.
Ojo, no quiero decir que sean malos, sino que han perdido, producto de la formación desde pequeños en escuelas de fútbol y divisiones inferiores, esa capacidad para improvisar, inventar, en resumen, encantar al hincha, como pedía Eduardo Galeano: "Yo no soy más que un mendigo de buen fútbol. Voy por el mundo, sombrero en mano, y en los estadios suplico una linda jugadita por amor de Dios".
La figura de este torneo en Chile ha sido Juan Francisco Rossel, pero por características distintas a las que buscó o que aspiraba Galeano. Estoy pensando en lo que mostraron Sebastián Rozental, David Pizarro o Alexis Sánchez cuando eran jóvenes promesas. Esa cuota de picardía y magia que hace del fútbol el arte del engaño.
No deja de ser paradójico que Europa importe jugadores sudamericanos por esa capacidad de inventar e improvisar sobre la marcha y nosotros, en cambio, nos traigamos de allá justo lo contrario, el fútbol físico y científico. Una corriente que ha transformado las divisiones inferiores en fábricas de jugadores donde importa más lo cuantitativo que lo cualitativo, futbolistas programados para no quedarse con la pelota, picar al espacio, hacer coberturas y tener un buen estado físico.
La poca competencia y la falta interés de la ANFP por desarrollarla tampoco ayuda. Si se va a gastar, que sea en lo que se ve, pero no en los más chicos. Algo similar a lo que sucede en el país, que invierte más en los universitarios que en la educación preescolar y básica.
Lo he visto en los clubes. Los mejores entrenadores se reservan para las divisiones más grandes, estar a cargo de los más chiquititos es un premio de consuelo para el jugador retirado que no tiene pasta para ser DT y para los entrenadores más experimentados es un castigo.
¿Qué se puede esperar además de un fútbol que está cooptado por los representantes? A ellos no les interesa el fútbol formativo, sino comprar barato y vender caro. Pienso en el caso del delantero Damián Pizarro, transferido de Colo Colo al Udinese, a pesar de sus pocos goles. Algo similar sucede con Diego Valencia, el 9 que volvió de Italia a la Universidad Católica casi sin hacer goles y, en el plano local, aquel delantero formado en Wanderers, Jaime Grondona, que, luego de obtener el tercer lugar en el Mundial Sub-20 de Canadá, estuvo en más clubes que los goles que hizo. Los verdaderos cracks aquí son los representantes.
Faltan varios meses para el Mundial Sub-20 que se realizará en Chile y no sé cuánto más pueda mejorar esta selección a cargo de Córdova. Sin embargo, mucho más importante es cambiar la mentalidad y pensar en el futuro, no para ser campeones del mundo, sino, por lo menos, para ir al estadio a disfrutar de un mejor espectáculo que el que hoy estamos viendo.