LA TRIBUNA DEL LECTOR Algunas ideas para la reactivación del crecimiento en la Región de Valparaíso
POR ALFONSO SALINAS, PRESIDENTE DE ASIVA
A menudo olvidamos la lección de los primeros economistas, los fisiócratas en el siglo XVIII: la economía es un sistema interconectado donde los ingresos de unos financian el consumo de otros, permitiendo el crecimiento. Adam Smith desarrolló esta idea con su teoría de la mano invisible, derivada del laissez-faire de los fisiócratas, articulando un gran esquema de cómo opera el mercado. A lo largo del tiempo, diversas teorías han girado en torno a este principio: para aumentar la riqueza, es necesario invertir; para que haya inversión, debe existir demanda; para que haya demanda, tiene que haber gasto; y para que haya gasto, debe haber oferta, generando un ciclo continuo.
Los keynesianos enfatizan la importancia de estimular la demanda con rebajas de impuestos o gasto público, mientras que los monetaristas se enfocan en incentivar la oferta. Los desarrollistas creen en fortalecer la producción, y las teorías modernas destacan la inversión en tecnología para mejorar la productividad.
Para el crecimiento económico, es esencial aumentar la inversión, la productividad y la demanda. En Chile, la demanda interna está por debajo de su potencial debido a una mala distribución del ingreso, lo que impide a muchos acceder a bienes y servicios. Si bien la demanda externa es clave, descuidar el consumo interno limita el desarrollo. Asegurar una demanda interna para satisfacer necesidades básicas de la población, como vivienda, educación y salud, es una buena idea.
Un punto de partida sería destrabar proyectos de inversión detenidos por falta de consenso o permisos. Entre ellos, destacan iniciativas de infraestructura como el tren Santiago-Valparaíso y Santiago-San Antonio, con ramales hacia Placilla y Quintero, la ampliación de la Ruta 68 y proyectos logísticos como la expansión de los puertos de Valparaíso y San Antonio. También es clave abordar la problemática ambiental de Quintero, equilibrando inversión y sostenibilidad.
En el sector inmobiliario, proyectos como Maratué en Puchuncaví y el desarrollo de Las Salinas en Viña del Mar podrían generar un impacto significativo. La recuperación del Barrio Puerto de Valparaíso también impulsaría la economía. Además, mejoras en conectividad y ampliaciones portuarias contribuirían a la eficiencia logística y, por ende, a la productividad.
Sin embargo, es necesario ir más allá. La Región tiene universidades con potencial en áreas STEM que pueden fomentar la economía del conocimiento. Existen múltiples vocaciones productivas, desde lo agropecuario y portuario hasta lo minero y tecnológico. Un ejemplo es el proyecto con el MIT, donde universidades, empresas e inversores trabajan en la creación de un ecosistema de innovación basado en ciencia y tecnología.
Mejorar la productividad de la fuerza laboral también es clave. Desde habilidades en idiomas hasta la formación de soldadores, mecánicos y electricistas, es esencial incentivar programas que permitan a los trabajadores ser más eficientes. Muchos técnicos chilenos que trabajan en países desarrollados notan que, con mejores procesos y herramientas, pueden ser más productivos con menos horas de trabajo.
Otro aspecto fundamental es la modernización del sector público. Más allá del debate entre lo público y lo privado, es necesario mejorar la gestión estatal, brindándole herramientas de administración, flexibilidad laboral y tecnología para responder con mayor rapidez. Si bien el control de la corrupción es importante, también se requiere eficiencia operativa.
Las universidades estatales han denunciado reglas que limitan su capacidad de competencia con las privadas debido a restricciones burocráticas. La misma rigidez afecta a gobiernos regionales, seremías y municipios, lo que frena la implementación de políticas eficientes. Diseñar e impulsar programas que hagan de Valparaíso una región más competitiva, moderna y eficiente permitiría un desarrollo sostenible y equitativo.
Para reactivar el crecimiento de la Región de Valparaíso, es esencial destrabar inversiones, mejorar la productividad y modernizar el sector público. La clave está en combinar infraestructura, tecnología y formación de capital humano para impulsar una economía más dinámica y equitativa.
Con estrategias bien ejecutadas, la región podría posicionarse como un polo de innovación y desarrollo, beneficiando tanto a sus habitantes como a la economía nacional.