APUNTES DESDE LA CABAÑA
POR ROBERTO AMPUERO ESCRITOR, EX MINISTRO Y EMBAJADOR, ES ACADÉMICO DEL CENTRO PAÍS HUMANISTA DE LA UNIVERSIDAD SAN SEBASTIÁN Y DE LA UNIVERSIDAD FINIS TERRAE ESCRITOR, EX MINISTRO Y EMBAJADOR, ES ACADÉMICO DEL CENTRO PAÍS HUMANISTA DE LA UNIVERSIDAD SAN SEBASTIÁN Y DE LA UNIVERSIDAD FINIS TERRAE
Pasé hace poco por esos maravillosos países que son España y Portugal, y ambos me llevaron a pensar en Chile. ¿Por qué? Por algo que tiene que ver con la Región de Valparaíso. No, no me refiero a comparaciones de nuestro paisaje con la severa aridez de Castilsla o los enormes roquedales de la costa del Fin del Mundo en Portugal, ni a sus olivares ni parrones de uva. Tampoco me refiero a los rasgos físicos que asemejan aquí a tantos a españoles y portugueses.
Me refiero a que una mañana en que contemplaba desde la azotea de mi hotel la vasta planicie de la península ibérica recordé la majestuosidad de La Campana. Sí, La Campana que se alza en el interior de nuestra región, caracterizándola, dominándola. Tiene casi 2.000 metros de altura, una extensa e inconfundible cima que se asemeja a los nudillos de la mano derecha cuando la cerramos en puño, una corona de roca y sequedad extrema en su parte superior, y así impone su singular belleza entre los valles brindándoles su aire peculiar y un enigmático símbolo no del todo valorado y aprovechado en la proyección de la imagen de los valles alrededor de Olmué.
Es fascinante contemplar La Campana. Va mutando con el cambio de luz a lo largo del día. Se alza firme y nítida, cercana en las mañanas despejadas, pero a la hora del crepúsculo parece alejarse se vestida de un manto encendido gracias al fuego que prende el Sol al caer en el Pacífico. Y qué decir de las noches en que surge refulgiendo a su espalda la Luna Llena o bien Marte se eleva veloz perseguido por Pólux y Cástor. Hay días en que La Campana desaparece envuelta en nubes espesas y tememos que en su ausencia esté dedicada a conciliábulos con las fuerzas telúricas. La Campana anuncia segundos antes los sismos enviándonos un rumor profundo. A La Campana la tienen presente olmueínos y limachinos, y desde la costa porteños y viñamarinos, estos últimos especialmente cuando ella aparece completamente nevada tras las lluvias en las zonas bajas, que en La Campana pueden caer como nevazones.
Vamos, ¡qué bella es!, y lo sigue siendo desde tiempos inmemoriales porque el ser humano aun no logra habitarla. Ojalá nunca lo logre porque nuestras ciudades, reconozcámoslo con espíritu autocrítico, son cada vez más trágicamente deficitarias en lo estético, por decirlo de modo diplomático. Y esto se debe a que, fruto de la deficiente educación nacional y la expulsión de sus aulas de la formación humanista, somos estéticamente ciegos. Sí, desde hace unos años pareciera darnos lo mismo como país vivir en la belleza que en la fealdad, transitar por calles limpias y de muros dignos o hacerlo entre la basura botada y muros garabateados. La muerte estética de La Campana le sobrevendrá cuando políticos autoricen arriba faenas mineras de envergadura y la construcción de casas, o un alcalde caza-votos empiece a adjudicar allí terrenos. ¿Que esto es imposible? No nos hagamos ilusiones, en Chile lo imposible hace poco es hoy posible.
Pero volvamos a La Campana: lo que no me gusta nada es que la llamemos: "el cerro La Campana". ¿Cómo que cerro? Un cerro, según la Real Academia Española, es: "Elevación de tierra aislada y de menor altura que el monte o la montaña. Sinónimos: colina, loma, montículo, otero, alcor, altozano, collado, cuesto. Y, según otro diccionario consultado, un cerro tiene un máximo de 700 metros de altura.
Por lo tanto, La Campana, con sus 1.880 metros de altura no es un cerro. Cerros son los de Valparaíso o Coquimbo, o el Santa Lucía de Santiago, ¡pero no La Campana! Si usted le presenta como "cerro" o "colina" (hill) a un habitante del Midwest de Estados Unidos La Campana, creerá que usted o está borracho o sufre de algún complejo. ¿No será entonces un monte? Bueno, suena mejor Monte La Campana que Cerro La Campana, después de todo. Veamos qué dice la Real Academia. Le atribuye varios significados a "monte". Entre los vinculados con nuestro tema figuran: 1. Gran elevación natural del terreno. 2. Tierra inculta cubierta de árboles, arbustos o matas… ¿Pudiera ser La Campana un monte? Admitamos que "monte" es más digno -y además correcto- que "cerro" para referirnos a La Campana. Pero puede ser también una montaña… ¿Y qué es una montaña para la RAE? Lo define así: "Gran elevación natural del terreno". Y da como sinónimos: monte, pico, elevación, prominencia, promontorio. También habla de "territorio cubierto y erizado de montes", agregando sinónimos: cadena, cordillera, macizo, serranía, sierra.
Analizadas estas definiciones, podríamos afirmar que es incorrecto y además injusto tratar a La Campana de "cerro", como suele hacerlo incluso la alcaldía de Olmué al destacarla como atracción turística. Por cierto, fue escalada por el gran naturalista Charles Darwin cuando tenía menos de 30 años, pero al parecer no alcanzó la cima misma, que sí han alcanzado talibanes chilenos que suben con pintura para hacer sus rayados y proyectar como estética la fealdad que portan dentro. Convengamos en que lo que corresponde sería referirse a La Campana como monte o más claramente como montaña. Y estoy seguro que así se referirían a ella holandeses y uruguayos y muchos europeos y estadounidenses. Pero, ¿La Campana una simple hill? Por favor…
Debatimos el tema sentados a la mesa bajo los caquis en estas mañana de febrero, y obtuvo cero voto el concepto de "cerro". La mayoría de los contertulios se pronunció a favor de una posición intermedia: "Monte La Campana". Pero Jota Jota, Martín y Carletto estaban en desacuerdo. Dijeron que como chilenos actuales andamos pesimistas, agobiados y apocados, y que preferían recurrir al estilo de cuando nos decían los jaguares de América Latina y éramos felices y no lo sabíamos: Ellos preferirían lanzar una campaña a página entera en The Economist, The Washington Post y El Mercurio de Valparaíso anunciando: ¡Durante su próxima visita a Chile no deje de visitar La Campana, después del Everest y el Aconcagua una de las montañas más altas del planeta!