Estulticia
¿No era eso lo que pretendía el artículo 12 del rechazado proyecto constitucional, que consagraba como idioma oficial el castellano y declaraba a los idiomas indígenas 'oficiales en sus territorios y en zonas de alta densidad poblacional de cada pueblo y nación indigena?".
No hay duda sobre el vergonzoso momento por el que pasa nuestra clase política, que en vez de solucionar problemas los enreda, como la escandalosa compraventa de la casa de un expresidente por la cual no sólo tenemos una ministra destituida, sino que pende de un hilo la cabeza de una senadora.
Ni hablar del acuerdo de pensiones y el intento de presentar como hazaña una pésima reforma, o el dramático resultado de la PAES y el error incalificable que supuso por parte de algunos gremios, políticos y dirigentes haberse opuesto a toda forma de selección, o haber llamado en 2021 a no retornar a clases presenciales, pese a que el riesgo de no hacerlo con prontitud iba a significar un aumento importante de enfermedades mentales, deserción escolar y riesgos en el aprendizaje. Por supuesto, nadie asume la responsabilidad.
Y todo en nombre de un mundo más justo. En fin, si hacemos memoria de los descriterios del actual gobierno la lista es extensa, desde aquel frustrado viaje de Izkia Siches a La Araucanía, creyendo que en unos días se iba a solucionar un problema que ha existido por más de dos siglos, hasta lo ocurrido hace cinco años a propósito del mal llamado estallido social, momento oscuro, dudoso en sus causas, e inmoral en sus consecuencias, en el que parte de la clase política que hoy está en el poder se entregó bobamente a la dinámica de la violencia exacerbándola o al menos exculpándola, profundizando la deslegitimación institucional cuyos efectos perduran hasta hoy, y no olvidemos el propio indulto otorgado por Boric a delincuentes con extenso prontuario camuflados de luchadores por la justicia social. Mejor no aclaremos que oscurece.
Y por si fuera poco, ahora nos enteramos de la última lindeza en el ámbito de la educación donde vía decreto, o lo que es igual, manu militari, los establecimientos con un 20% de estudiantes indígenas entre sus matriculados, estarán "obligados" a impartir la asignatura de Lengua y Cultura de Pueblos Originarios Ancestrales, como si acaso la prioridad no fuera intentar que hablemos un poco mejor el castellano, o comprender mínimamente lo que se lee, pero claro, es más importante la pretensión de blindar las reivindicaciones identitarias en desmedro de la lengua común.
¿No era eso lo que pretendía el artículo 12 del rechazado proyecto constitucional que, junto con establecer el carácter plurilingüe del Estado de Chile, consagraba como idioma oficial al castellano y declaraba a los idiomas indígenas "oficiales en sus territorios y en zonas de alta densidad poblacional de cada pueblo y nación indígena"?
En fin, cosas de los que nos gobiernan, que parecen haber olvidado que la democracia supone no sólo ejercer el derecho a voto, sino prioridades claras y la defensa de ciertos valores, entre otros, la excelencia en el ejercicio de la función pública, ya que una democracia que ampara la incompetencia y la estulticia como si de derechos fundamentales se tratara, se niega a sí misma, se autodevora y, en último término, se suicida, porque suicidio es convertir un sistema racional y razonable de organización de la cosa pública en un manicomio, un eslogan, o una simulación adolescente.
¿O piensan algunos que será suficiente con seguir repitiendo esa tonta disculpa de "están aprendiendo, son jóvenes"? A estas alturas, mejor darse pellizcos para saber si lo que se vive es real. Una vieja estrategia, útil para los tiempos actuales cada vez más indignantes, con un discurso público transformado en una sarta de tonterías y puros esperpentos, mientras va aumentando el riesgo de la locura colectiva y son cada vez más las personas que empiezan a mostrar los síntomas. 2
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