Museo La Ligua: tradición, cultura y vigencia de los pueblos originarios
El Museo Arturo Quezada Torrejón celebra su 40 aniversario junto al We Tripantu, destacando su patrimonio e identidad local.
Localizado en la Calle Pedro Polanco, en el centro de la comuna, el Museo La Ligua lleva el nombre de quien fuera su fundador, director, artista y museógrafo, Arturo Quezada Torrejón. Se presenta como un significativo centro de cultura e historia, en una ciudad que ha visto pasar el tiempo entre montañas y tradiciones. Desde su creación, hace 40 años, este museo no solo ha sido un depósito de objetos y relatos del pasado, sino un espacio vivo donde la comunidad se encuentra para aprender, compartir y celebrar su patrimonio.
Desde sus primeras etapas, el museo se ha construido como un proyecto comunitario. Su edificación, originalmente un matadero municipal, fue transformada por la visión de un grupo de jóvenes arqueólogos y educadores que, bajo la tutoría de un profesor de artes visuales, decidió dar nueva vida a un espacio que se había convertido en un símbolo del abandono.
Riqueza Cultural
La relevancia de este museo radica en su compromiso con la preservación de la cultura local. A través de exhibiciones permanentes y temporales, se invita a los visitantes a sumergirse en la historia rica y diversa de los pueblos bato y diaguita. Estas exposiciones no solo muestran artefactos y representaciones visuales, sino también estructuran narrativas que celebran la cosmovisión indígena y fomentan un diálogo con el presente.
Mediante la utilización de tecnología interactiva y recursos educativos, el museo no solo busca informar, sino también involucrar activamente a los visitantes en el proceso de aprendizaje. Se ofrecen charlas, talleres y actividades que permiten a los asistentes experimentar de primera mano las tradiciones culturales de la región.
Además, estas exposiciones sirven como plataformas para que artistas locales y representantes de comunidades indígenas compartan sus relaciones, conocimientos y perspectivas, asegurando que las voces del pasado resuenen en la actualidad y que las nuevas generaciones aprendan a valorar su legado cultural.
Fábulas y leyendas
Recientemente, el museo ha inaugurado una muestra temporal de la artista Gisela Verdeci, titulada "Fábulas, Leyendas y Místicas", en la cual entrelaza elementos de la cultura mapuche con su propia interpretación artística, ofreciendo al espectador una experiencia que va más allá de lo visual, invitando a reflexionar sobre la relación entre el arte, la leyenda y la identidad cultural.
La muestra es un acompañamiento a la narrativa del museo y un punto de encuentro donde el arte contemporáneo dialoga con el legado ancestral, creando un espacio vibrante de intercambio cultural.
Jenny Escobar Sanhueza, técnica del área educativa del museo, sostiene que "el espectador se deleita con colores, formas, mensajes que hay evidentes y ocultos en cada una de las obras". Al introducir conceptos de mitología y simbolismo mapuche, la artista aporta una perspectiva que enriquece la oferta del museo y permite una apreciación más amplia de las raíces culturales de la región.
Conexión Comunitaria
Escobar resalta la importancia de establecer vínculos con otras instituciones. El museo forma parte de una red que incluye varias de la región, como los museos de Quillota, de San Felipe y de Los Andes, colaboraciones que permiten el intercambio de recursos y experiencias, enriqueciendo la oferta cultural para la comunidad.
Además, trabajan de cerca con el Conservatorio de Música de La Ligua y el Centro de Creación (CECREA), promoviendo talleres de audio, de música, de cine, y fomentando así la creatividad entre los jóvenes de la región. Según Escobar, "siempre estamos abiertos a colaborar y hacer trabajo en conjunto con otras instituciones".
El museo ofrece una cartelera cultural dinámica, que incluye desde talleres de arte y actividades de arqueología hasta caminatas educativas por el entorno natural próximo. El programa "Caminantes del Valle", por ejemplo, permite a las familias y a las escuelas explorar el patrimonio natural y cultural de la provincia, visitando cerros, humedales y petroglifos. Estos esfuerzos no solo están orientados a la preservación de la historia, sino también a fortalecer un sentido de pertenencia entre los habitantes de La Ligua.
En un mundo donde el acceso a la cultura puede ser limitado por distintas razones, el Museo Arturo Quezada Torrejón se erige como un bastión de inclusión. La entrada es gratuita, y las actividades están financiadas por la municipalidad de la comuna, lo que asegura que todos los ciudadanos puedan acceder a un mundo de conocimientos y experiencias.
Durante la reciente pandemia, como muchos espacios culturales, el museo se enfrentó a desafíos significativos. Sin embargo, las iniciativas educativas se adaptaron rápidamente para poder continuar sirviendo a la comunidad. Con la apertura gradual, se observó un incremento en la afluencia de visitantes. De acuerdo con estadísticas preliminares, las visitas han pasado de 500 el año anterior a aproximadamente 800 en el presente, lo que indica un renovado interés por parte de la comunidad en la cultura local.
Escobar destaca que "mucha gente después se va pasando el dato y dice, vino mi familia, vino mi papá, o vino mi mamá, y me contaron del museo", lo que refleja cómo el boca a boca ha contribuido a atraer a más visitantes. Esta tendencia positiva sugiere que, a medida que las restricciones se levantaron, la gente buscó reconectar con su patrimonio y disfrutar de las actividades que ofrece el recinto, reafirmando su importancia como un espacio de encuentro y aprendizaje para todos.
Celebración Aniversario
La institución ha logrado crear un ambiente en el que los visitantes se sientan cómodos y bienvenidos. La más importante será la celebración de los 40 años del museo, que representa un hito significativo en su historia, "marcando cuatro décadas de compromiso con la cultura y la educación", indica la encargada del área educativa.
En ese contexto se realizará una serie de actividades especiales que incluirán exposiciones itinerantes y talleres que involucran a la comunidad. Además, la festividad se entrelaza con la celebración de We Tripantu, el Año Nuevo indígena, una fecha fundamental que resalta la conexión de los pueblos originarios con la naturaleza y sus tradiciones. Durante esta festividad, se ofrecerán actividades culturales, presentaciones artísticas y ceremonias que permiten a los asistentes celebrar la riqueza del patrimonio local.
Este verano, el museo abre de lunes a viernes de 9:00 a 20:00 horas y los fines de semana de 11:00 a 20:00 horas, mientras que el horario regular es de lunes a viernes de 9:00 a 13:00 y de 15:00 a 18:00, y los sábados y domingos de 11:00 a 18:00 horas. Además, la entrada está liberada, lo que "garantiza la accesibilidad a todos los que quieran visitarnos y aprender", finaliza Jenny Escobar. 2
Sebastián Casanova Díaz
reportajes@mercuriovalpo.cl