LA TRIBUNA DEL LECTOR Valparaíso, el regreso del cine
POR JORGE SALOMÓ FLORES, HISTORIADOR
En los años de infancia y juventud, Valparaíso ofrecía muchas salas de cine. En el pasaje Quillota quedan los restos en ruina del popular Cine Chile; desde el Cerro Lecheros se puede observar parte de sus instalaciones, arrasadas por terremotos e incendios. En calle Victoria, entre calles San Ignacio y Francia, funcionó el Cine Rivoli. En avenida Pedro Montt proliferaban seis salas importantes: Velarde en Plaza O'Higgins; Metro frente al Parque Italia en esquina con calle Freire; Imperio y Victoria, en la vereda norte entre calles Rodríguez y Las Heras; Brasilia y Real, en la cuadra siguiente, entre Las Heras y Carrera.
La ruta de película porteña llegaba a la gran sala Valparaíso, a los pies del cerro Espíritu Santo dominando el sur de la Plaza Victoria; Condell, en la galería del mismo nombre en el paso de El Almendral a Bellavista; Central, en la galería Prat; Lux y Pacífico, en el barrio Puerto. A estas salas se sumaban algunas en los cerros de la ciudad: en Playa Ancha el Iris y el Odeón, el Teatro Mauri en Bellavista. El cambio de sistema de registro, del carrete de celuloide al Betamax y al VHS, incentivó las proyecciones gratuitas en universidades o en dependencias reducidas pero acogedoras como el Instituto Chileno Francés, el Goethe Institut o el Chileno Norteamericano.
Las películas para "todo espectador" permitían disfrutar de la matiné o la vermouth con estrenos de Disney y cintas de acción; la clasificación por edades distinguía filmes para mayores de 14 y 18 años, con contenidos orientados a la etapa adolescente y juvenil respectivamente; finalmente, la censura más rigurosa se aplicaba a aquellas que autorizaban para mayores de 21 años. Las radios en frecuencia onda larga sorteaban invitaciones que servían de propaganda. Existían funciones continuadas populares, que habitualmente se dedicaban a las cintas de western mexicanos. Un gong grabado anunciaba el comienzo de la jornada, seguido de un corto informativo con una voz nasal inconfundible: "El mundo al instante". Luego, un breve alto para la llegada de los espectadores atrasados. Los cortes de cinta provocaban la rechifla y el pataleo. Al término de la función, muchos de los asistentes aplaudían si el filme agradaba.
Santiago lideraba los recintos dedicados al cine, especialmente en su casco antiguo. Sin duda, le seguía Valparaíso, que promovía la programación en la prensa y con letreros, afiches, carteleras y vitrinas, que incluían frases como "Pronto" o "Próximo Estreno"… algunos no llegaban nunca. El contenido para niños se ofrecía principalmente en los cines Metro, Velarde y Valparaíso. Las censuras juveniles llegaban al Brasilia y al Real, los continuados al Rialto, Imperio y Victoria. Condell, Central y Pacífico recibían de preferencia filmes para mayores de edad. Los continuados en el cine Lux, en el entorno de Plaza Echaurren, y en el cine Chile, incluían películas de contenido erótico que despertaban los primeros descubrimientos en la pubertad.
La proliferación de video clubes en la década del ochenta y los sistemas de televisión por cable con canales exclusivos de películas, anunciaban el fin de las salas cinematográficas. Valparaíso llegó a tener sólo funcionando de manera regular las salas "Insomnia Condell", en un esfuerzo digno de elogio por el romanticismo que impulsa a sus gestores.
Ahora, la ciudad recibe una noticia positiva, con la apertura de cuatro salas de Cineplanet en el Mall Paseo Ross. Se trata de una gran responsabilidad por lo que implica devolver el séptimo arte al porteño. Los caramelos y golosinas como los "Sueño Dorado", las gomitas de fruta, los dulces de miel, menta, anís y licor, son reemplazados por cajas de pop corns y promociones, apostando a revitalizar el interés del público por gozar de la pantalla grande, los efectos de sonido y ambiente, y la llegada de títulos que incluyen exitosas piezas remasterizadas para darles el aggiornamento exigido por la gente. Puede ser una señal de optimismo que permita revitalizar el ánimo porteño y devolver el culto que fomentaron recordadas personas como Abdullah Ommidvar Farhadi, Elba Gatica, Aldo Francia, Natalio Pellerano, Orlando Walter Muñoz, o a partir de los años noventa con Poldy Valenzuela y Alfredo Barría, entre tantos que incentivaron la admiración por la cinematografía.