LA TRIBUNA DEL LECTOR Recomendados de Semana Santa
POR JORGE SALOMÓ FLORES, HISTORIADOR
Desde el ámbito patrimonial, el tiempo de Semana Santa invita a difundir algunos aspectos culturales asociados a la religiosidad de nuestra región. En Lo Vásquez, Casablanca, Punta de Tralca, La Matriz, los cerros porteños, barrios viñamarinos, en los templos de Quilpué, Limache, Quillota, La Calera, San Felipe, Los Andes, o capillas campestres como Los Perales, Nogales, Hijuelas, que congregan a sus comunidades cercanas, se realizan ceremonias para manifestar la espiritualidad en este tiempo de Cuaresma, de dolor y de gloria pascual. Las siguientes recomendaciones son algunas alternativas para considerar.
En la capilla de la Iglesia de los Doce Apóstoles, por calle Juana Ross, vecina al patio del Congreso, encontramos la imagen de Jesús Atado a la columna. Los muros con yesos ornamentales constituyen un buen testimonio de la preocupación artística de Fermín Vivaceta, arquitecto que diseñó el templo cerrado irremisiblemente en avenida Argentina, del que nos queda este pequeño pero emblemático recinto lateral que cobija la dolorosa figura de Cristo flagelado que se cubre como signo de respeto a la memoria del sacrificado.
El convento franciscano "Nuestro Señor Crucificado", en el cerro Barón, restaurado y reabierto en mayo de 2024 tras los incendios que destruyeron el templo sucesivamente en 2010 y 2013, invita a valorar las obras arquitectónicas realizadas en este monumento histórico desde 1983. La mística del barrio se palpa en la celebración litúrgica, con la labor de la orden menor de San Francisco -Paz y Bien- con su presencia en Valparaíso desde los primeros tiempos de la historia colonial, primero en la llamada "Quebrada de San Francisco", y ya desde casi dos siglos en la colina de La Calahuala.
La parroquia de Nuestra Señora de los Dolores de Viña del Mar ofrece magníficos vitrales de la casa Mayer, Múnich, fabricados entre 1908 y 1911, donados por familias católicas viñamarinas para reemplazar la iglesia original destruida por el terremoto del 16 de agosto de 1906. El nuevo diseño, creado por el arquitecto chileno francés Emilio Jéquier, constituye una obra relevante con vidrieras dedicadas en la nave oriente a San Carlos Borromeo, San Luis Gonzaga, San Rafael, San Pedro, La Purísima, el tríptico de La Santísima Trinidad, San Agustín y la Virgen del Carmen. La nave poniente otorga relevancia a la familia y al papel femenino y maternal, con motivos consagrados a Santa Ana, Santa Elena, Santa Magdalena, Santa Isabel, Santa Rosa de Lima, el tríptico de La Sagrada Familia, Santiago el Mayor y San Francisco de Asís. En la base de cada vitral, destaca la familia que lo donó para evangelizar desde las bellas ventanas.
El monasterio benedictino de Lliu Lliu, al oriente de Limache, es ejemplo de vida monacal con ambiente natural, con reposo que motiva la meditación y la espiritualidad, siguiendo la regla de San Benito: "Ora y Trabaja". Para quienes busquen un recinto monumental, el Santuario de Santa Teresa de Los Andes, en Auco, corresponde este año a un templo jubilar, con arboledas y espacios consagrados a retiros espirituales, celebraciones eclesiásticas y la presencia carmelita que otorga una impronta significativa para recorrerlo en Semana Santa.
Una ruta recomendada es pasar de Rinconada de Los Andes a Rinconada de Silva, entre San Felipe y Putaendo. La noche de Viernes Santo se ofrece el auto sacramental con la representación del Vía Crucis, en la colina que conserva una gran imagen del llamado "Cristo de Palo", creado por el inmigrante alemán Peter Horn. El realismo de esta tradición caracterizada por fieles de la zona, constituye una expresión emotiva, que conmueve por la puesta en escena, acompañada de los pasajes bíblicos y las oraciones en las estaciones dolorosas y gloriosas, culminando al caer la noche con la crucifixión en la cima. La recomendación es llevar ropa para abrigarse, porque junto con el atardecer baja la temperatura en los faldeos aconcagüinos, y el celular con carga para recorrer el sendero de retorno con la linterna sin riesgo de tropezar en la mística ladera que congrega a la feligresía con una sorpresa que merece vivirse.
Después de Pascua de Resurrección, San Cuasimodo mantiene la generosa tradición campesina y huasa de llevar la comunión a enfermos y personas impedidas de llegar a los templos.