Correo
Fe, esperanza y caridad
Los papas, en sentido estricto, no son sucesores de quien estuvo inmediatamente antes que ellos, sino sucesores de Pedro. Por tanto, cada pontífice expresa a su modo una cualidad del ministerio de Pedro. Pienso que de los últimos papas contemporáneos a mi vida, san Juan Pablo II nos confirmó en la esperanza; Benedicto XVI, en la fe, y Francisco, en la caridad. Las virtudes teologales encarnadas en la persona de los pontífices.
Alejandro González Hidalgo Cura
Legado
Todo lo que se ha dicho sobre Francisco lo ha resumido magistralmente el obispo de San Felipe, monseñor Gonzalo Bravo: "El legado del Papa es Jesucristo".
Miguel Á. Vergara Villalobos
De bravos, nada
Deplorables resultaron ser los últimos hechos de violencia originados por barristas de Colo Colo, donde hubo que lamentar la muerte de dos jóvenes que acudían al estadio, como corolario de las permanentes barbaridades que regularmente dichas huestes protagonizan en los encuentros deportivos y actos masivos de diversa índole.
Pese a las ya rutinarias y nefastas secuelas del actuar de estar verdaderas hordas, resulta increíble que a estas alturas se les siga dando el apelativo de "barras bravas", considerando que dicho adjetivo significa "valiente" o "valeroso", cuando lo que permanentemente demuestran en su actuar es paradojalmente el antónimo de ese término, que es el de "cobarde".
Si hablamos de bravos, mencionemos a Arturo Prat, al sargento Aldea, Carrera Pinto y tantos otros que han jalonado nuestra historia patria con ejemplos dignos de orgullo y admiración. A diferencia de nuestros bravos de verdad, los integrantes de estas mal llamadas "barras bravas" actúan enmascarados y cobardemente envalentonados por la masa, el alcohol y las drogas, con el único fin de cometer el máximo de fechorías, amparados en la total ausencia de una autoridad empoderada que logre controlar y poner fin a estos funestos desmanes que han pasado a ser el pan de cada día en nuestro país. Definamos las cosas por su nombre. De "bravos", nada; de "cobardes", mucho.
José Miguel Prieto Smythe
Vargas Llosa
Mario Vargas Llosa fue un escritor insobornable a sus ideas liberales, que le acarrearon incomprensiones y críticas entre sus pares. Abrazó la escritura desde la fe por el estilo, la elegancia estética en las frases, escribiendo ficciones y ensayos que le dieron notoriedad mundial. Fue el escritor polemista y culto que no se dejó atrapar por las ideas revolucionarias. Al igual que Milan Kundera, denunció los totalitarismos del cualquier espectro político.
Para quienes nacimos en los 70, fue lectura obligatoria en los controles de lectura. Su libro "Los jefes / Los cachorros" nos impresionó y nos acercó a la intensidad de la literatura como un acto no sólo estético, sino que también político.
Se muere el intelectual que escribía en periódicos, columnista valiente y mesurado, aquel tipo de escritor que le interesaba el debate público. Con la muerte del último escritor de la generación del boom latinoamericano se va una manera de ser y estar en el mundo, a través del debate, la defensa de la democracia y el arte y la literatura, como manera de vida.
Vargas Llosa descansará en paz y nosotros seguiremos leyendo sus obras.
Felipe Acuña Lang
Fallo
La semana recién pasada conocimos el fallo unánime de la Corte Marcial que revoca la ampliación del procesamiento contra el ex comandante en jefe del Ejército, general Humberto Oviedo Arriagada.
Conocí al general Oviedo en la Escuela Militar y puedo dar testimonio de su honestidad, equidad y conducta intachable. A lo largo de su carrera fue un ejemplo para superiores y subalternos. Por tanto, es alentador observar que después de un período de arbitrariedades, la justicia comienza a tomar forma.
El fallo no sólo es una victoria personal para el exgeneral, sino también un reconocimiento de que la verdad y la equidad deben prevalecer en nuestro sistema judicial. En tiempos donde la desconfianza hacia las instituciones es un reto constante, es vital que promovamos la justicia como un pilar fundamental sobre el cual construir un futuro más equitativo para todos los chilenos.
Eduardo Villalón Rojas
Día de la Tierra
Cada 22 de abril celebramos el Día de la Tierra, un momento para reflexionar sobre nuestro papel como custodios de este planeta que nos alimenta, nos abriga y nos permite existir. Compartimos este hogar con innumerables seres vivos, y somos nosotros, como especie, quienes más dependemos de su riqueza natural.
A lo largo de la historia, nuestra intervención en el medioambiente ha causado alteraciones significativas en los suelos, el agua y la atmósfera. Aunque hemos logrado construir refugios y desarrollar medios de subsistencia, también hemos modificado la naturaleza de maneras que comprometen su salud y, por ende, la nuestra.
La pandemia nos mostró de manera contundente la interconexión entre nuestra calidad de vida y la salud del entorno natural, pero al parecer no aprendimos nada. Debemos enriquecer la vegetación urbana con árboles y arbustos que nos proporcionen alimentos, estableciendo soberanía alimentaria. Incentivemos la creación de techos y fachadas verdes para mitigar el calor urbano, gestionemos el agua con eficiencia y apostemos por vegetación nativa adaptada a condiciones climáticas cambiantes, incluyendo especies medicinales que honren nuestros saberes ancestrales.
A pesar de que el Día de la Tierra nos invita a celebrar, debemos reconocer que aún nos queda un largo camino por recorrer. Sin embargo, en medio de los desafíos, también hemos visto avances significativos, como la Ley de Cambio Climático y el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas que esperamos pongan el acento en las especies No Humanas.
La única manera sensata de honrar el Día de la Tierra es a través de propuestas concretas y con el compromiso de cada uno de nosotros para cuidar de este legado común. Soñemos en grande y fijemos un compromiso global por transformar nuestro mundo y no tengamos miedo a palabras como inclusión, ecofeminismo o naturaleza.
Jadille Mussa Académica Arquitectura del Paisaje, U. Central