¿Descentralización o promesa vacía?
La exclusión de la Ley de Regiones Más Fuertes de las prioridades de Hacienda en 2025 pone en duda el compromiso. Chile necesita avanzar hacia un pacto territorial que permita a las regiones crecer con justicia fiscal. Si el 2025 no es el año en que esta ley se materialice, ¿cuándo lo será?
La decisión del ministro Mario Marcel de sacar la Ley de Regiones Más Fuertes de las prioridades legislativas de 2025 representa un preocupante retroceso para el proceso de descentralización fiscal en Chile. Esta ley, clave para permitir que los gobiernos regionales capten tributos generados por la explotación de recursos naturales en sus territorios, es más que una aspiración técnica: es una exigencia histórica de equidad territorial.
En regiones como Valparaíso, donde los puertos, la industria y el turismo generan externalidades que afectan directamente a sus comunidades, mantener un modelo centralista que redistribuye sin criterios de proporcionalidad es insostenible. Como señala el core Cristián Fuentes, los impactos sociales y ambientales son locales, pero los beneficios fiscales se concentran en Santiago. ¿Hasta cuándo las regiones deben asumir los costos del desarrollo nacional sin recibir una compensación justa?
El ministro Marcel sostiene que la exclusión no implica una despriorización definitiva, pero la falta de urgencia contradice el compromiso asumido previamente por la Subdere. El propio gobernador Rodrigo Mundaca, una de las voces más consistentes por la descentralización, ha sido claro: mejorar el texto de la ley no debe usarse como excusa para posponer su tramitación.
Desde sectores como el Partido Republicano surgen voces que relativizan la importancia de esta ley, apelando a la necesidad de eficiencia antes que autonomía. Sin embargo, exigir perfección administrativa sin entregar herramientas reales de financiamiento es condenar a los gobiernos regionales a la inercia.
Chile necesita avanzar hacia un pacto territorial que permita a las regiones crecer con justicia fiscal. Si el 2025 no es el año en que esta ley se materialice, ¿cuándo lo será? La descentralización no puede seguir siendo una promesa postergada. Las regiones, simplemente, no pueden esperar más.