El Turismo merece algo más que excusas
La Corporación Regional atraviesa una crisis que va más allá de la reorganización interna: hay una marcada falta de claridad estratégica.
Lo sucedido recientemente con la Corporación Regional de Turismo no es un simple traspié operativo: es el reflejo preocupante de una crisis institucional que amenaza con socavar el desarrollo turístico de toda la Región de Valparaíso. La polémica generada por la tardía confirmación de su participación en la Feria Internacional de Turismo Valparaíso (Fitval), sumada a su ausencia en Seatrade, la feria de cruceros más importante del continente, pone en evidencia una desconexión con su mandato original: promover estratégica, inclusiva y sostenidamente a la región como destino turístico.
Más allá de los argumentos de "reordenamientos internos" o "austeridad fiscal", los efectos son reales: varias comunas, sin recursos para financiar un stand propio, quedaron fuera de estas vitrinas clave. Para muchas de ellas, la Corporación representa una plataforma fundamental para mostrar su oferta al mundo. Tomar decisiones sin comunicación oportuna ni diálogo con los actores involucrados sólo alimenta la desconfianza. ¿Cómo puede la industria confiar en una entidad que improvisa incluso en eventos de alto impacto? A todo esto, ¿qué fue de la ampliación de giro?
A ello se suma una situación interna alarmante: sueldos impagos, renuncias en el directorio y tensiones entre la gerencia y el gobernador regional, quien preside la entidad. ¿Cómo se explica que una institución de este calibre opere sin claridad presupuestaria a esta altura del año?
Desde la Federación de Servicios Turísticos de Valparaíso fueron enfáticos: la Corporación no está cumpliendo con su misión. Y tienen razón. El turismo no es un lujo, sino una fuente clave de empleo, cohesión territorial y proyección internacional. El daño no se limita a una feria: compromete años de trabajo colaborativo y construcción de marca regional. ¿No fue un error sobrepolitizarla en el pasado?
La región necesita con urgencia una Corporación fuerte, transparente y comprometida con todas sus comunas. Si hay reestructuración, que sea con diálogo. Si hay austeridad, que no la paguen los más pequeños. Y si hay errores, que se asuman. Porque el turismo no puede seguir pagando los costos de una institucionalidad en crisis y que sólo financia a los amigos.